Ahora que te han restaurado, que ya no tienes suciedad superficial, ni polvo, ni huellas de humo de las velas, ni repintes (qué palabra tan…). Ahora sí que me sonríes cada vez que rezo delante de ti, retablo mayor de la iglesia de Santiago Apóstol, de Anaya, Segovia. Ahora que te han vuelto a mirar de frente.
Renacentista, altivo y orgulloso
Qué raro se me hace verte así, tan renacentista, tan altivo y orgulloso. Con tu predela, tus dos cuerpos, tu ático, tus tres calles, tus esculturas y tus cuadros. Se te ve tan dorado en la mazonería y tan coqueto con tus relieves de Santiago a caballo, de los evangelistas y padres de la iglesia, de la Anunciación…
los calvarios en la vida real también son de muchos colores y los hay para todos los gustos…
Pero quizás lo que más me gusta es el calvario de bulto redondo, policromado… Porque los calvarios en la vida real también son de muchos colores y los hay para todos los gustos.
Pinceladas en Anaya
Sentado en silencio, mirándote y calibrando el paso del tiempo, me pregunto si Diego de Aguilar, que pintó tus cinco tablas en madera policromada, te vería así, como lo hago yo ahora, hace ya cinco siglos. Me pregunto si cuando pintó El Nacimiento, la Santa Faz, la Adoración de los Magos, la Subida al Calvario y San Pedro llorando ante Cristo atado a la columna pensaba en gente como yo, anonadado ante las pinceladas de la historia, aquí en Anaya… ante las pinceladas que dan la vida.
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(Imagen: https://diocesisdesegovia.es/)