Los ríos nacen, avanzan, crecen y mueren. Unos más jóvenes y otros más viejos. Hay ríos cuyo recorrido es una autopista y otros como una carretera comarcal. Normalmente, recordaremos las carreteras comarcales, que son por las que transita nuestra vida normalmente: los meandros que nos enriquecen. Como los de las hoces del Duratón, en los cuales, como por arte de magia aparece el Convento de la Hoz, también llamado el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz.
1231
Por eso recordamos este conjunto declarado Bien de Interés Cultural, BIC, en 2012. De repente estás en Sebúlcor, Segovia (ya no recuerdas si fuiste por ocio o por trabajo) y aparece imponente este convento franciscano creado en 1231 y te pones a pensar en lo que los cientos de monjes que allí pasaron sus vidas pensaron.
Fray Felipe Vázquez
¿Sentirían también que esas hoces, esos meandros, serían una metáfora de su devenir existencial? ¿Sentirían la emoción que sientes tú cuando imaginas lo que describió del convento Fray Felipe Vázquez?
«En esa pequeña lengua de tierra que antes mencionábamos existía, según este autor, «una hermosa capilla o iglesia muy acomodada con dos naves, coro muy bueno, sacristía suficiente, hermoso camarín …/… Y para sus capellanes, pobres de solemnidad, el mismo corto espacio referido tiene una muy religiosa clausura, y convento, con todas las correspondientes oficinas, claustro alto, y bajo, tránsitos y dormitorios, y en suma no se echa de menos cosa alguna que tenga el mejor Convento de esta Santísima Provincia, y que pertenezca para la regularidad de una comunidad de Veinte y ocho religiosos, o treinta que suelen habitarle …/… Para obsequiar a los huéspedes devotos, hay también en dicho corto distrito una capacísima Casa, y plazuela, y es una admiración del ingenio, ver como en tan pequeño campo se ha hecho para todo esto lugar».
Podemos encontrar un tramo de la muralla, orgullosos restos de lo que aquel recinto fue…
Preguntas
¿Qué emoción le recorrería el alma al último fraile que abandonó aquella estancia en 1835 por la desamortización de Mendizábal? ¿Cuántas veces confiarían en la protección de la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz a la que rendían culto? ¿Sería algún habitante pretérito capaz de prever que lo único que quedaría con el tiempo serían algunos lienzos de fachadas, los tres arcos de la zona sur, alguna galería arqueada, varios escudos de armas labrados? Mi respuesta es que sí, tanto nosotros como todo lo que construimos tarde o temprano se convierte en cenizas. Lo único que permanece es la memoria. Como la virgen, esa que ya estaba allí antes de que creara el convento y que aún hoy se conserva en la iglesia de San Justo en Sepúlveda.
Como todos, como todo… Bueno, y la paz que te da contemplarlo y pasearlo.
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(Imagen: https://www.turismodeobservacion.com/)