De todos es conocido que Las Médulas, en León, eran la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano. Aprovechadas hasta el siglo III después de Cristo, comenzaron a explotarse unos doscientos cincuenta años antes, en época de Octavio Augusto.
Plinio el Viejo
Plinio el Viejo, que fue su administrador durante unos años, dejó escrito que al año se sacaban 20.000 libras. Una labor que ha dado como resultado un espacio en el que el color rojizo y los robles y los castaños predominan y hacen que el visitante se quede extasiado.
¿Cómo sacaban los romanos hace 2.000 años tal cantidad de oro si todavía no existían herramientas tan útiles para tal labor?
Una preciosidad, pero ¿cómo sacaban los romanos hace 2.000 años tal cantidad de oro si todavía no existían herramientas tan útiles para tal labor? En Patrimonio Activo CyL te lo contamos.
Para empezar, los estudios indican que allí trabajaron en 10.000 y 20.000 hombres. Además, eligieron bien la zona para poder trabajar: los romanos sabían que eran tierras de aluvión con mucho agua y una pendiente suficiente para impulsarla y conseguir la fuerza hidráulica necesaria para mover tanta cantidad de tierra, unos quinientos millones de metros cúbicos.
Los romanos utilizaban el ruina montium
Y ahí es donde está la clave, en el sistema que utilizaban. Era el Ruina montium. Gracias a él aprovechaban el agua de los pequeños ríos de montaña. Primero, los canalizaban y los embalsaban en lo alto de la explotación. Después, horadaban la montaña con galerías muy empinadas. Luego, se soltaba el agua a través de ellas.
¡El agua!
Y esa era la clave: el agua destrozaba la montaña, que no podía aguantar tanta fuerza y arrastraba las tierras hasta los lavaderos, donde los romanos las tamizaban y separaban el oro de la tierra.
Ramas de brezo
¿Y cómo las tamizaban? Sencillo, pero muy ingenioso. El oro venía mezclado con barro y agua a los lavaderos. Los romanos colocaban en este punto ramas de brezo donde se quedaba el barro mezclado con el oro. Esas ramas se dejaban secar y luego se quemaban porque el oro tenía otra densidad y no se quema tan fácilmente. Esto hacía que pudieran separarlo más fácilmente.
Así es que ya lo sabes: agua, una pendiente y ramas de brezo y, ¡voilá!, ya puedes tener una explotación aurífera a cielo abierto. Eso sí, no sabemos si la tuya será nombrada siglos después Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como Las Médulas, que lo es desde 1997.
Recorre nuestra web
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Si quieres conocer más historias de naturaleza, como esta cómo extraían los romanos el oro de Las Médulas, visita la sección específica de nuestra web, la de Patrimonio Activo CyL.
(Imagen de Las Médulas: De Rafael Ibáñez Fernández – Tomada por User:Rayet, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=477666)
(Esquema de ruina montium: https://www.researchgate.net/)